Antes de opinar recuerda que tú has venido hasta aqui y que yo no te he invitado.

domingo, 10 de abril de 2022

No, no has vuelto a hablar en plural.

No, no has vuelto a hablar en plural.

Ha pasado ya un año y tres meses desde que dejaste de ser quien eras. Quebraste, y una parte importante de ti se desprendió para siempre.

Desde entonces todo lo de fuera parece extraño. Sientes como si estuvieses a tres mil años luz del exterior. Ves la vida pasar desde una pequeña habitación cuadrada de gruesas paredes transparentes. En ella, el sonido entra distorsionado, y ves lo que miran tus ojos desde una pantalla de televisión antigua que a veces falla.

Has decidido activar el piloto automático porque no sabes cómo hacer las cosas conscientemente. Cada vez que lo intentas, duele.

Duele muchísimo.

Ya no miras mucho los espejos porque te cuesta reconocer tu propio reflejo. Hablas solo si alguien va a escucharte, porque tú ya no lo haces. Tus instintos primarios se han acentuado y ya no le das vueltas a tomar una decisión.

Hay muchas cosas que no entiendes, y por eso no preguntas. Tampoco quieres saber las respuestas. Ya no hablas a alguien, hablas en tercera persona porque no sabes muy bien qué identidad tienes ahora. No puedes hablar desde dentro, ya que aún no te has encontrado.

¿Volverás a construirte?

domingo, 26 de septiembre de 2021

lo k pasa

Para superar(me) he tenido que aislarme.

Y así me va.

¿Volveré a hablar en plural algún día?

domingo, 9 de mayo de 2021

A la deriva

Estoy viendo zarpar un crucero que bien puede albergar dos mil personas. Tiene luces de neón en toda su fachada que van cambiando de color. Cada vez va ganando más fuerza, más velocidad. En línea recta está Fuerteventura. Y más allá, África. Tal vez, en este mismo momento, otro bote parte de África. Más pequeño y más lleno. Y desde luego sin luces de neón.


Los de ahí arriba, los que hoy dormirán mecidos por la marea y entre sábanas, los que cruzan el Atlántico sin que para ellos trascienda mucho más que un viaje por carretera ¿se pararán a pensar, entre martini y martini, que navegan sobre una fosa común?




lunes, 3 de mayo de 2021

La muerte y otras sorpresas.

Un golpe seco en la caja torácica basta para cortar la respiración. Ahora que una puede acercarse más, se ve que, efectivamente, sangra. Es lo que pasa cuando arrancas de cuajo algo a lo que tu corazón se había agarrado fuertemente. Yo lo ví. Alargó los vasos sanguíneos como si de tentáculos se tratasen y abrazó fuerte, muy fuertemente, su otro corazón. Para poder funcionar. Y así, uno regaba al otro a un ritmo acompasado y continuo.

Quiero decir, que aprendí a quererme, que aprendí aceptarme, que aprendí a mimarme. Que lo hice todo bien. Pero algo falló en mis cálculos y metí en la ecuación su pequeño cuerpecito. Porque yo era ella y al verla me veía a mi misma. En sus ojos. Realmente, tiene toda la lógica, ¿no?

Y claro, aprendes a seguir adelante, a mirar pa' a Lante, junto a ella.

Aprendes a librar tus batallas en silencio, junto a ella.

Aprendes a no pedir ayuda, porque ella ya estaba preparando una cuerda y un arnés para sacarte de ahí.

Que lo aprendes todo, de maravilla, para poder vivir. Pero siempre junto a ella.

Siempre.

¿Y ahora qué?

No entiendo. No veo. No escucho o escucho mucho ruido. Lejano, eso sí. Porque siento que algo me está envolviendo y alejando de todo lo que hay a mi alrededor. Me atrapa, y ya no se cómo combatirlo. Lo aprendí todo junto a ella.

domingo, 4 de abril de 2021

La primera danza

A mi hermana.


Hay un lugar en La Tierra donde parece 

que las leyes de la física no pueden demostrarse. 

No puede situarse en la línea del Tiempo, 

no es presente, ni pasado ni futuro. 

No hay un arriba ni un abajo, 

y mucho menos hay fuerza de gravedad.


Pero algo está ocurriendo,

se siente, luego existe.


Despliega sus vigorosas alas

bañadas en plumas,

de diferentes colores y tamaños,

un nuevo ave fénix.


Imponente, se eleva y alza el rostro,

produciendo tal efecto en las personas 

que se ven obligadas a cerrar los ojos,

embriagadas por tanta belleza.


Un cálido amanecer recorre sus diferentes cuerpos,

desde las puntas de los pies hasta el cabello, 

arrasando por todos los recovecos de su ser,

otorgándoles un brillo que exhala con fuerza al exterior.


Sus aplomos se convierten en raíces

y la tierra las acoge como a hijas.

Sus venas se llenan de salvia que su corazón 

bombea hacia sus arterias.


El ave fénix se mueve, y con él el resto de personas.

Sus brazos se transforman en olas de un nuevo océano,

componiendo mareas que susurra la luna desde lo alto.

Esta, no se pierde el espectáculo.


La energía emana de la tierra y fluye

por cada célula, cada músculo y articulación.

Sus pieles acarician el aire con cada movimiento sin causar fricción, 

acoplándose a la perfección,

y a cambio este llena sus pulmones.


Todas estas personas, rebosantes de luz, sudando salvia salada,

salpicando e impregnando el ambiente de un olor floral,

bailan al unísono.


Sin respetar las leyes de la física.


Bailan, se abrazan, comprenden, 

lloran, ríen, se apoyan,

se quieren, se sienten y se miman.


Estallan en mil pedazos para bañar 

este rincón de La Tierra de nueva vida, porque 

el baile las ha atrapado, y en ellas algo

ha renacido.


El ave fénix emprende su vuelo,

no sin antes echar un último vistazo a la danza

que emerge bajo sus pies, mientras

surca el cielo envuelto en llamas.